Rafael Ruiz, Psicólogo y Terapeuta Gestalt – Corporal
“Vivir en paz conmigo mismo, considero es uno de los objetivos más importantes y satisfactorios en mi vida” Rafael Ruiz
Mi experiencia profesional siempre ha girado alrededor del otro. Durante 10 años trabajé con personas con problemas de adicción. Fueron años en los que aprendí a mirar el dolor de los demás. Intenté ayudarles a mirar la vida de frente en vez de a través de alguna sustancia. Fueron momentos difíciles por mi propia inexperiencia y por la dificultad de luchar contra una sustancia.
Aprendí que si uno mismo no quiere salir de donde está, nadie te puede ayudar.
Decidí cambiar mi orientación profesional para empezar a hacer psicoterapia con aquellos que voluntariamente lo desearan, y es cuando comencé mi proyecto más personal, Nostrum, mi centro de terapias en Barcelona, allá por 1996, orientada inicialmente a gays y lesbianas.
Siendo yo gay sentía que podía aportar tanto mi experiencia personal como profesional en ese espacio tan especial que para mi es el encuentro terapéutico. Me siento muy afortunado de haberlo logrado.
Hoy trabajo con todas aquellas personas que, independientemente de su orientación sexual, desean iniciar un viaje por el interior de si mismos.
En 2002 inicié mi proceso terapéutico a través de Psicología Gestalt, que me abrió la Mente y el Corazón y me ayudó a verme y a ver al otro con una mirada más profunda, integradora, honesta y, sobre todo, más amorosa.
La Terapia Corporal Integrativa, con Antonio Pacheco y el Eneagrama a través del Proceso SAT con Claudio Naranjo, me han permitido contactar con el cuerpo como vehículo que me acompaña en esta vida y con el corazón que me permite vivirla en plenitud.
En todo este camino, la meditación ha sido mi compañera que me ha ayudado a contactar y sostener mi vulnerabilidad y mi fortaleza. Como una fiel amiga, continua a mi lado, ayudándome a recolocarme y reencontrarme.
Y en este momento, el baile y el movimiento a través de 5 Ritmos, me ayudan a integrar todo lo aprendido hasta ahora y a danzar la vida con intensidad y alegría, dejándome gozar de la libertad que he aprendido a darme a mi mismo.